Lo que ayer fui me hace lo que hoy soy. Nunca debemos olvidar de dónde venimos pero hay que saber dejar el pasado atrás...¡Amo esta fotografía! Es el Monasterio de los Gerónimos de estilo Manuelino, único de Portugal, iluminado por el brillante sol del invierno.
Este es un tributo a lo que fui. Pricipiante, inexperta y ansiosa por conocer y dominar. Una muestra de mis comienzos en el interminable camino de la fotografía.
Tenía frío y no sabía por dónde empezar, qué tomar. ¿Qué será más interesante? ¿Por qué no puede salir todo en la misma fotografía? ¿Por qué nada más un fragmento? ¿Qué no hay fotografías de 360 grados? No quería perder ni un detalle. Era tal la belleza de la arquitectura que todo parecía ser indispensable para la composición.
Y la luz, la luz... Y el silencio, el silencio...
Quería que mi foto hiciera sentir a quien la viera lo que yo sentía en el momento. Era un cosquilleo en el estómago, era tan abrumador que por una fracción de segundo ya no quise tomar nada. Mis manos tiritaban y me sentía envoluelta en aquella luz ambarina y cálida. Me imaginaba frayles caminando por los pasillos y orando en las capillas con un ligero olor a canela y miel flotando en el ambiente.
Al final obtuve este arco que parece sobrepuesto, pero me gusta!
Belem, Portugal, 2003
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